¿Qué papel juega el diseño en un mercado tan competitivo como el del vino?
Preguntamos a diseñadores
Con motivo del Día Mundial del Diseño, desde Grupo Argraf hemos querido poner el foco en quienes dan forma a lo que muchas veces nos hace elegir una botella: el diseño de su etiqueta. ¡Feliz día, diseñadores!
En un mercado tan competitivo como el del vino, el diseño no es solo estética: es identidad, es mensaje, es emoción. Y si hay alguien que sabe de esto, son los diseñadores con los que tenemos la suerte de colaborar. Grandes profesionales y, además, grandes amigos nuestros.
Aquí van algunas de sus reflexiones:

Carles Sala
Bulldog Studio
El valor tangible de una marca es lo que el consumidor percibe de ella, el diseño es la herramienta que tienen las bodegas para conseguir elevar esta percepción en sus consumidores. Atrapar y atraer nuevos clientes gracias a una percepción de calidad de sus productos, es lo que conseguimos con un buen diseño.
Anna Serra
Grow
El diseño es clave para destacar en un mercado tan saturado como el del vino. No solo comunica origen y valores, sino que conecta emocionalmente con el consumidor. Más que adornar la botella, el diseño seduce, cuenta historias y vende. Es el primer sorbo, antes de descorchar la botella, el vendedor silencioso.


Pep Badía
Morillas Brand Consultants
Antes de catar un vino, lo vemos. En el saturado universo vinícola, el diseño de la etiqueta es el inicio de la experiencia y el primer capítulo de su narrativa. Su papel es, si cabe, aún más vital que en otros sectores. En los pocos segundos de decisión frente a la amplia oferta, un diseño inteligente comunica instantáneamente la esencia del vino, su origen, su calidad y su personalidad. Cada detalle importa: desde la pureza de una composición minimalista o la selección cuidadosa de la textura del papel, hasta la riqueza visual y sensorial que aportan acabados especiales como el stamping. Gracias a las tecnologías de impresión avanzadas, efectos como el stamping, antes reservados para la alta gama, son hoy herramientas más accesibles, permitiendo añadir un valor distintivo en un espectro de precios mucho más amplio y ofreciendo al diseñador un abanico creativo enorme. Las marcas que comprenden que el diseño es un lenguaje que conecta a primera vista —ya sean emergentes buscando hacerse un hueco o establecidas queriendo reafirmar su identidad— son las que ganan la batalla por la atención. En contraste, las que subestiman este poder, sencillamente dejan de ser elegidas.
Miguel Ángel Del Baño
Maba
En un mercado tan competitivo y saturado como el del vino, el diseño juega un papel fundamental. Pero eso sí, el diseño estratégico, el diseño que entiende la necesidad y el momento y el contexto de este sector de una manera personalizada para cada cliente. Entonces cuando tú conoces bien a tu cliente, cuando tú conoces bien su necesidad y además tienes todo el momento de reflexión y la experiencia y el conocimiento del mercado y del momento de madurez que vive el sector, entonces puedes hacer algo muy a medida que le siente muy bien a tu cliente, con lo que se sienta cómodo y pueda salir a competir mostrando quién es realmente.
El diseño es fundamental para nosotros, pero hablamos de diseño a medida. Es como cuando te compras ropa: puedes coger cualquier cosa de la tienda, ponértela y funcionar, incluso ir a una fiesta con eso. Pero nunca irás tan bien como cuando un sastre te hace un traje a medida, con el que te sientes cómodo, representado, fuerte. Un traje con el que no tienes que estar inventando discursos raros.
Por eso, el diseño es imprescindible. Es un diseño estratégico, hecho a medida, honesto con las necesidades reales de cada cliente.


Javier Euba
Moruba
El diseño es un factor clave para cualquier producto, y para el vino en concreto por la cantidad marcas, denominaciones, variedades, etc, es vital.
Un diseño de packaging bien realizado, ayudará a generar reconocimiento, el consumidor entenderá mejor el producto que compra y la experiencia será positiva para la marca.
Elegir un vino es una tarea compleja, y aquí es donde el diseño entra en juego, un diseño memorable, bien ejecutado, acorde con el perfil vino, conseguirá destacar y ser valorado como opción de compra.
Mónica Vildoso
La Vildi
Para mí, se trata de provocar ese “amor a primera vista” con el consumidor.
En un mercado tan saturado como el del vino, el diseño —desde la forma de la botella hasta la etiqueta— es la primera carta de presentación, y también la de seducción. Puede generar un auténtico flechazo… o, por el contrario, un rechazo instantáneo. Así de poderoso es ese primer contacto emocional.
Está claro que no se puede gustar a todo el mundo. La clave está en expresar la personalidad de la bodega y del vino de una forma auténtica y lo bastante atractiva como para conquistar a quienes se quiere enamorar.
Y en ese camino, una vez definido el diseño, los pequeños detalles marcan la diferencia: el tipo de letra, el papel, los acabados de impresión, etc. Todo vale, porque cuando el diseño seduce, también posiciona y en el mercado, eso lo cambia todo.


Eva Arias
Eva Arias – Graphic Studio
En un mercado tan competitivo como el del vino, el diseño es mucho más que una cuestión estética: es una poderosa herramienta estratégica al servicio de la bodega.
Es clave para destacar y diferenciarse, transmitiendo un mensaje concreto (como su historia, aquello que lo hace único) de forma que logre atraer y conectar con un público específico dentro de un mercado particular.
Un diseño atractivo y eficaz, respaldado por una estrategia sólida y cuidado al detalle, no solo capta la atención visual, sino que también narra la historia del vino, refuerza el valor percibido de la marca y genera una experiencia que fideliza al cliente.
Carles Anadón
Likit
Visitar una feria como BarcelonaWineWeek o ProWine es como sumergirse en un océano de etiquetas, aromas e historias por descubrir. Nacionalidades, varietales, tiempos de crianza, procesos… la oferta parece no tener fin. Y en medio de ese mar, cada botella compite por un segundo de nuestra atención.
Todos esos atributos, por muy elaborados que sean, no significan nada hasta que no se descorcha la botella. Antes de ese momento, todo es una promesa. Y para que alguien se atreva a dar el primer sorbo, primero debemos seducirle.
Ahí es donde entra el diseño.
Ese cómplice subliminal que habla antes que el vino, que nos ayuda a contar quiénes somos sin necesidad de palabras. Color, forma, textura, tipografía, botella… El diseño es como una primera cita: o enamora, o pasamos página.
Pero cuidado. El diseño por sí solo no lo puede todo. Puede llamar la atención, despertar la curiosidad, incluso emocionar. Lo que realmente convierte una buena idea en una marca inolvidable es la estrategia. Sólo con estrategia, el diseño cobra sentido y se alinea con un propósito claro.
Porque en el mercado actual, donde los hábitos de consumo están cambiando a cada sorbo, necesitamos más que belleza. Necesitamos dirección. Y es en esa unión —diseño y estrategia, emoción y razón— donde las marcas encuentran su lugar, y las botellas su destino.

El diseño como elección, emoción y estrategia
Después de leer todas estas reflexiones, queda claro que el diseño no es un elemento decorativo, sino una herramienta poderosa para comunicar, emocionar y diferenciarse en un mercado tan exigente como el del vino. Es el primer contacto, la promesa visual, la chispa que despierta el interés del consumidor incluso antes de probar el producto.
Desde Grupo Argraf, nos sentimos orgullosos de formar parte de este proceso junto a diseñadores que no solo entienden de estética, sino también de estrategia, narrativa y sensibilidad.
A todos ellos, gracias por inspirarnos cada día. Y a quienes elegís el vino también con los ojos, gracias por valorar el trabajo que hay detrás de cada etiqueta.